
Nala me entiende a la perfección. Parece que sabe cómo me siento con solo fijarse en la manera en la que le abrocho la correa. Desde el primer instante, ha sabido y sabe cómo comportarse. Guarda la compostura mil veces mejor que yo, y se adapta a las circunstancias como si fuera agua en un recipiente. Hoy, ni ha salido corriendo ni ha ladrado. Se ha quedado quieta, a mi lado, dando los pasos cuando los daba yo.
Cuando volvíamos a casa, me ha llamado Corentin. Me ha preguntado qué tal estaba, y me ha vuelto a pedir perdón. Cree que gran parte de la culpa de lo de ayer fue suya. Corentin juega muy bien, es un jugador importante para nosotros. Tiene un trato de balón exquisito, pero no le tiembla el pulso cuando tiene que ser severo con él y hacer un despeje. Cree que ayer fue uno de esos momentos, pero no lo hizo. Y no sabe por qué. En ese momento, Nala ha empezado a ladrar. Me ha quitado las palabras de la boca. "Corentin, no seas tonto. La vida sigue".
He aprendido mucho de Nala. En cierto modo, ella es mi portera. Me da tranquilidad, seguridad y una sensación de paz muy necesaria. Ayer, la sentí acercarse a mí cuando acabó el partido. Juro que la vi por un momento. No paseamos, solo nos quedamos sentados en el campo. Ladró solo una vez. La entendí a la perfección. "Sven, no seas tonto. La vida sigue"".
Nala: mascota de Sven Ulreich, una perrita de color negro y marrón claro.
Corentin: compañero de equipo de Sven Ulreich, el centrocampista francés Corentinn Tolisso. Fue quien le dio el pase a Ulreich que desembocó en el error del alemán.
Nala: mascota de Sven Ulreich, una perrita de color negro y marrón claro.
Corentin: compañero de equipo de Sven Ulreich, el centrocampista francés Corentinn Tolisso. Fue quien le dio el pase a Ulreich que desembocó en el error del alemán.
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